Bosques y Gente
Coordinador Latinoamericano de la RELADEFA
La Previa
Uno de los mitos respecto
a las tierras con cobertura boscosa, es que estos sitios son zonas
improductivas, pues lamentablemente todavía se infiere como actividad
productiva únicamente al desarrollo agropecuario intensivo y extensivo. Acompañado
y asociado a este mito, se encuentra también el mito de la ausencia o
inexistencia de presencia humana o gente en tierras con cobertura boscosa; pues
al no existir actividades agropecuarias, obviamente no existe gente para desarrollarlas,
acepción que por supuesto puso en cuestión la titularidad ancestral, de
posesión o de derechos de propiedad agraria existentes en este tipo de zonas,
pues se afirma también que las tierras boscosas al contar con bosques en pie,
son res nullius o cosa de nadie.
Obviamente,
todos los conceptos antes referidos son percepciones erróneas, pues en muchos
de los casos en las áreas con cobertura boscosa viven usuarios tradicionales de
bosques, pueblos y naciones indígenas y campesinas que coexisten con la cobertura
forestal, mismos que además tienen un pacto con los bosques, pues estos les proveen
de agua, aire, alimento y medicina natural para su subsistencia.
Por otro lado, es
importante también mencionar, que la afirmación: “los bosques son sitios despoblados de personas o gente”, tiene su
origen en el nombre que se otorga a los sitios boscosos, pues según el Wiky
Diccionario la palabra selva proviene del latin silva que significa bosques, definiéndose además a la palabra selva,
como aquellos sitios con terreno extenso sin cultivar y muy poblado de árboles
y plantas que es característico de las zonas con climas cálidos y lluviosos.
Asimismo, cuando
nos referimos a los sitios boscosos como jungla, el Wiky Diccionario también define
a la palabra jungla, como el terreno poblado por una vegetación muy abundante y
espesa; y una fauna muy variada que es propia de algunas zonas de Asia y
América.
En síntesis y como
se puede apreciar, podemos demostrar que ni la palabra selva o jungla hacen
referencia a la existencia de seres humanos o pueblos y naciones indígenas que
viven en su interior, tampoco se menciona que en estos sitios pueda existir
alguna actividad productiva, pues las que se encuentran vinculadas al bosque
simplemente son actividades silvícolas rudimentarias e inclusive propias de la
prehistoria.
En este entendido,
el presente artículo tratará de reflejar el desarrollo de actividades
productivas en el bosque, con plena participación de poblaciones locales o
gente que vive tradicional y ancestralmente del aprovechamiento forestal
maderable y no maderable, así como de otras iniciativas productivas tradicionales
que tienen que ver con los bosques y las funciones ambientales que estos
ostentan.
Los Antecedentes de
la Relación Intrínseca Bosques y Gente o Gente y Bosques.
Bolivia es un país
forestal, cuenta con 41 millones de hectáreas declaradas como tierras de
producción forestal permanente, donde la máxima actividad productiva a
desarrollarse debería ser la de aprovechamiento forestal maderable como la
actividad que genera mayor impacto a los ecosistemas forestales; todo esto según
instrumentos de ordenamiento territorial como los planes de uso de suelos departamentales
y los recientes mapas de zonas y sistemas de vida desarrollados por el
Ministerio de Planificación del Desarrollo.
Precisamente en
razón a este potencial forestal con el que cuenta Bolivia y el patrimonio
natural que el mismo guarda, se origina esa relación intrínseca entre el Bosque
y la Gente y viceversa, pues gracias a los productos forestales maderables y no
maderables la gente puede construir sus casas, alimentarse, mantener una buena
salud y sobre todo gozar de aire y de fuentes de agua purificadas y filtradas
por los ecosistemas forestales.
Tradicionalmente
una gran parte de la amazonia boliviana y sobre todo del norte “amazónico”
boliviano han generado ingresos fiscales para el Estado Plurinacional de
Bolivia como consecuencia del aprovechamiento de productos del bosque;
inicialmente estos ingresos estaban basados en el aprovechamiento de la quinina
y seguidamente de la goma o caucho natural, para que hoy en día tengamos una
economía basada eminentemente en el aprovechamiento de la castaña (fruto del
árbol de almendro o castaño de la especie Bertholletia excelsa). En este
entendido se considera a la recolección de la castaña, como la máxima actividad
productiva desarrollada en los departamentos de Pando, Provincia Iturralde del
departamento de La Paz y la provincia Vaca Diez del departamento del Beni.
Sin embargo esta relación armónica entre el bosque y la gente estuvo en
cuestión, pues la Ley General Forestal del año 1975 diferencio la titularidad
del derecho del suelo, el vuelo y subsuelo. Es decir a una o más personas les
reconocían derecho de propiedad sobre el suelo y a otras personas les
reconocían sobre las mismas áreas derechos de uso sobre el vuelo, donde se
consignaban como parte del vuelo a los bosques. Bajo este panorama
irregular y ajeno a los saberes ancestrales de las comunidades y pueblos
indígenas, el año 1990 se inicia la marcha por el “Territorio y la Dignidad”,
la razón sin duda fue porque el gobierno levanto la prohibición para explotar
madera en el Bosque Chimanes, esto con la finalidad de dar tierras a empresas
privadas y hacer una explotación selectiva de recursos forestales.
A la fecha y según
el artículo 30, parágrafo II numeral 17 y el artículo 403 de la Constitución
Política del Estado del año 2009 y demás normas conexas, se instituye el
principio de uso exclusivo de recursos forestales por parte los titulares de
propiedades agrarias con bosques. Principio que tuvo su origen en el artículo
32 de la Ley Forestal Nro. 1700 sobre autorizaciones de aprovechamiento
forestal en tierras comunitarias de origen y propiedad privada.
En síntesis se debe mencionar que la
relación intrínseca “bosques y gente” en Bolivia ha estado y se encuentran
actualmente ligada al derecho de acceso a la tierra, el uso tradicional y la gestión
en comunidad, esta última como una agrupación que organiza el acceso y
utilización de los recursos a través de sus organizaciones tradicionales o
sindicales en el ámbito de sus territorio.
Los Bosques Pilar de la Economía Familiar.
Según el Libro Legados del Programa
BOLFOR II, publicado el año 2009. En el año 2006 los ingresos forestales
maderables contribuyeron en 19.3% al ingreso total en las organizaciones comunitarias.
Asimismo cuando se suman los ingresos que provienen del bosque y que incluyen
el manejo forestal maderable, los productos forestales no-maderables y el valor
de la caza y pesca, se observa una contribución del 42.3% a la economía
familiar de las organizaciones comunitarias.
Asimismo, un otro estudio sobre
Economía Familiar Comunitaria, publicado el año 2013 por The Nature Conservancy,
establece que las familias comunales en el departamento de Pando tienen
dependencia absoluta de la actividad de zafra de la castaña, obteniendo hasta
un promedio de cinco mil dólares por tres meses de trabajo de recolección de
dicho producto. Sin embargo este ingreso se constituiría en el único del año,
pues si bien se tienen actividades de agricultura de subsistencia, estas en
muchos casos están sujetas al trueque o intercambio con otras familias que producen
también solo para autoconsumo.
Si bien esta información nos muestra
datos económicos importantes sobre el rol de los productos del bosque en la
economía familiar, al mismo tiempo también nos muestra una dependencia absoluta
con algunos productos del bosque ya posicionados, como son la castaña y la madera;
por lo que sería importante diversificar su fuente de ingresos y productos a
ser aprovechados, como nuevos productos como el asaí (fruto de la Eutherpe precatoria),
el majo, la almendra chiquitana, acerola, copuazu, entre otras actividades que
puedan diversificar la fuentes de ingresos familiares en razón al potencial con
el que se cuenta.
Los Bosques Pilar del Desarrollo Productivo Integral y
Sustentable
En Bolivia la castaña es un producto de exportación que genera en promedio 200
millones de dólares anuales y que desde 1995, representa el rubro más
importante de las actividades productivas de los diversos sectores regionales
del norte amazónico. Es por eso que el desarrollo de la región amazónica está
basado en el aprovechamiento de los recursos forestales no maderables que
constituye el principal motor económico regional, a pesar de la inestabilidad
del mercado de este producto (castaña).
Esta situación de la producción condicionada a las fluctuaciones de precios
corre un gran riesgo, porque el auge en el corto plazo por el precio elevado en
el mercado, hace vulnerable la estabilidad económica; sin embargo si se diera
el caso de que se presentara una crisis y los precios bajan significativamente,
la economía amazónica corre el riesgo de colapsar en el mediano plazo si no se
define una diversificación productiva y con ello una complementariedad
económica.
Es por eso que surge la
necesidad de establecer como principios base, la concepción de un nuevo Modelo de
Desarrollo Productivo Integral y Sustentable que permita tener como resultado
el desarrollo socioeconómico de las familias que viven en los bosques, todo
esto basado en el aprovechamiento de los recursos naturales en condiciones de
sostenibilidad; Dicho modelo productivo deberá fundarse en el uso de los
recursos como la goma, castaña, almendra chiquitana, acerola, cacao, asaí y
otros, además de considerar la implementación de sistemas agroforestales y el
enriquecimiento de los bosques amazónicos con especies nativas. Esto sin duda
tendrá un efecto positivo en la búsqueda de mejores condiciones para las
familias amazónicas, a través de servicios básicos necesarios, asistencia en
salud y educación que contribuyen a mejorar la calidad de vida de los
pobladores amazónicas.
Los Bosques y sus Funciones Ambientales para la Gente.
Las funciones ambientales de los bosques
o procesos ecológicos naturales permiten lograr la protección y conservación
del agua, de las cuencas hidrográficas y atmosféricas; del suelo; de la
biodiversidad; la mitigación de emisiones de gases de efecto invernadero; la
belleza escénica y en general el mantenimiento de los procesos ecológicos
esenciales.
Según algunos autores el Estado debería ser la entidad que evalúa y preserva el
patrimonio natural que es fuente también de las funciones ambientales. Precisamente
en Bolivia ha medida que avanzan las amenazas a los ecosistemas, se ha venido
prestando mayor atención a las importantes funciones ambientales que estas
prestan. Las funciones ambientales incluyen a la fijación y almacenamiento de
carbono, protección de cuencas, belleza paisajística y conservación de la
biodiversidad. Asimismo influenciados por la tendencia mundial se han venido
dando una nueva generación de iniciativas de conservación que pretende crear
sistemas en los cuales los usuarios de una o más funciones ambientales
compensen de manera voluntaria a los regentes del recurso por la conservación
de dichas funciones.
Las iniciativas primigenias para la compensación por funciones ambientales
están referidas a la belleza paisajística aprovechando el creciente mercado del
ecoturismo, seguidamente los sistemas de compensación en cuencas que ya han
recibido bastante atención y generado lecciones aprendidas debido a la
creciente escasez de agua. Asimismo solo se ha ejecutado un proyecto de carbono
en el Parque Nacional Noel Kempff Mercado, mientras que otros se encuentran en
ciernes como el caso de la Reserva Forestal el Chore. Con referencia a
funciones ambientales relacionadas a la biodiversidad, estas se mantienen como
iniciativas incipientes sin despegar probablemente, pues queda como tarea
pendiente de la Autoridad Plurinacional de la Madre Tierra, implementar los
procesos de adscripción al mecanismo conjunto de mitigación y adaptación para
el manejo integral de bosques, lo que permitirá generar compromisos o
contribuciones de reducción de emisiones pero también del mantenimiento de las
funciones ambientales para la gente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario