viernes, 28 de agosto de 2015

BOSQUES Y GENTE - Rocha

Bosques y Gente

Wilson Rocha (BOLIVIA)

Coordinador Latinoamericano de la RELADEFA


La Previa
Uno de los mitos respecto a las tierras con cobertura boscosa, es que estos sitios son zonas improductivas, pues lamentablemente todavía se infiere como actividad productiva únicamente al desarrollo agropecuario intensivo y extensivo. Acompañado y asociado a este mito, se encuentra también el mito de la ausencia o inexistencia de presencia humana o gente en tierras con cobertura boscosa; pues al no existir actividades agropecuarias, obviamente no existe gente para desarrollarlas, acepción que por supuesto puso en cuestión la titularidad ancestral, de posesión o de derechos de propiedad agraria existentes en este tipo de zonas, pues se afirma también que las tierras boscosas al contar con bosques en pie, son res nullius o cosa de nadie.

Obviamente, todos los conceptos antes referidos son percepciones erróneas, pues en muchos de los casos en las áreas con cobertura boscosa viven usuarios tradicionales de bosques, pueblos y naciones indígenas y campesinas que coexisten con la cobertura forestal, mismos que además tienen un pacto con los bosques, pues estos les proveen de agua, aire, alimento y medicina natural para su subsistencia.

Por otro lado, es importante también mencionar, que la afirmación: “los bosques son sitios despoblados de personas o gente”, tiene su origen en el nombre que se otorga a los sitios boscosos, pues según el Wiky Diccionario la palabra selva proviene del latin silva que significa bosques, definiéndose además a la palabra selva, como aquellos sitios con terreno extenso sin cultivar y muy poblado de árboles y plantas que es característico de las zonas con climas cálidos y lluviosos.

Asimismo, cuando nos referimos a los sitios boscosos como jungla, el Wiky Diccionario también define a la palabra jungla, como el terreno poblado por una vegetación muy abundante y espesa; y una fauna muy variada que es propia de algunas zonas de Asia y América.

En síntesis y como se puede apreciar, podemos demostrar que ni la palabra selva o jungla hacen referencia a la existencia de seres humanos o pueblos y naciones indígenas que viven en su interior, tampoco se menciona que en estos sitios pueda existir alguna actividad productiva, pues las que se encuentran vinculadas al bosque simplemente son actividades silvícolas rudimentarias e inclusive propias de la prehistoria.

En este entendido, el presente artículo tratará de reflejar el desarrollo de actividades productivas en el bosque, con plena participación de poblaciones locales o gente que vive tradicional y ancestralmente del aprovechamiento forestal maderable y no maderable, así como de otras iniciativas productivas tradicionales que tienen que ver con los bosques y las funciones ambientales que estos ostentan.

Los Antecedentes de la Relación Intrínseca Bosques y Gente o Gente y Bosques.
Bolivia es un país forestal, cuenta con 41 millones de hectáreas declaradas como tierras de producción forestal permanente, donde la máxima actividad productiva a desarrollarse debería ser la de aprovechamiento forestal maderable como la actividad que genera mayor impacto a los ecosistemas forestales; todo esto según instrumentos de ordenamiento territorial como los planes de uso de suelos departamentales y los recientes mapas de zonas y sistemas de vida desarrollados por el Ministerio de Planificación del Desarrollo.

Precisamente en razón a este potencial forestal con el que cuenta Bolivia y el patrimonio natural que el mismo guarda, se origina esa relación intrínseca entre el Bosque y la Gente y viceversa, pues gracias a los productos forestales maderables y no maderables la gente puede construir sus casas, alimentarse, mantener una buena salud y sobre todo gozar de aire y de fuentes de agua purificadas y filtradas por los ecosistemas forestales.

Tradicionalmente una gran parte de la amazonia boliviana y sobre todo del norte “amazónico” boliviano han generado ingresos fiscales para el Estado Plurinacional de Bolivia como consecuencia del aprovechamiento de productos del bosque; inicialmente estos ingresos estaban basados en el aprovechamiento de la quinina y seguidamente de la goma o caucho natural, para que hoy en día tengamos una economía basada eminentemente en el aprovechamiento de la castaña (fruto del árbol de almendro o castaño de la especie Bertholletia excelsa). En este entendido se considera a la recolección de la castaña, como la máxima actividad productiva desarrollada en los departamentos de Pando, Provincia Iturralde del departamento de La Paz y la provincia Vaca Diez del departamento del Beni.

Sin embargo esta relación armónica entre el bosque y la gente estuvo en cuestión, pues la Ley General Forestal del año 1975 diferencio la titularidad del derecho del suelo, el vuelo y subsuelo. Es decir a una o más personas les reconocían derecho de propiedad sobre el suelo y a otras personas les reconocían sobre las mismas áreas derechos de uso sobre el vuelo, donde se consignaban como parte del vuelo a los bosques. Bajo este panorama irregular y ajeno a los saberes ancestrales de las comunidades y pueblos indígenas, el año 1990 se inicia la marcha por el “Territorio y la Dignidad”, la razón sin duda fue porque el gobierno levanto la prohibición para explotar madera en el Bosque Chimanes, esto con la finalidad de dar tierras a empresas privadas y hacer una explotación selectiva de recursos forestales. 

A la fecha y según el artículo 30, parágrafo II numeral 17 y el artículo 403 de la Constitución Política del Estado del año 2009 y demás normas conexas, se instituye el principio de uso exclusivo de recursos forestales por parte los titulares de propiedades agrarias con bosques. Principio que tuvo su origen en el artículo 32 de la Ley Forestal Nro. 1700 sobre autorizaciones de aprovechamiento forestal en tierras comunitarias de origen y propiedad privada.

En síntesis se debe mencionar que la relación intrínseca “bosques y gente” en Bolivia ha estado y se encuentran actualmente ligada al derecho de acceso a la tierra, el uso tradicional y la gestión en comunidad, esta última como una agrupación que organiza el acceso y utilización de los recursos a través de sus organizaciones tradicionales o sindicales en el ámbito de sus territorio.

Los Bosques Pilar de la Economía Familiar.
Según el Libro Legados del Programa BOLFOR II, publicado el año 2009. En el año 2006 los ingresos forestales maderables contribuyeron en 19.3% al ingreso total en las organizaciones comunitarias. Asimismo cuando se suman los ingresos que provienen del bosque y que incluyen el manejo forestal maderable, los productos forestales no-maderables y el valor de la caza y pesca, se observa una contribución del 42.3% a la economía familiar de las organizaciones comunitarias.

Asimismo, un otro estudio sobre Economía Familiar Comunitaria, publicado el año 2013 por The Nature Conservancy, establece que las familias comunales en el departamento de Pando tienen dependencia absoluta de la actividad de zafra de la castaña, obteniendo hasta un promedio de cinco mil dólares por tres meses de trabajo de recolección de dicho producto. Sin embargo este ingreso se constituiría en el único del año, pues si bien se tienen actividades de agricultura de subsistencia, estas en muchos casos están sujetas al trueque o intercambio con otras familias que producen también solo para autoconsumo.

Si bien esta información nos muestra datos económicos importantes sobre el rol de los productos del bosque en la economía familiar, al mismo tiempo también nos muestra una dependencia absoluta con algunos productos del bosque ya posicionados, como son la castaña y la madera; por lo que sería importante diversificar su fuente de ingresos y productos a ser aprovechados, como nuevos productos como el asaí (fruto de la Eutherpe precatoria), el majo, la almendra chiquitana, acerola, copuazu, entre otras actividades que puedan diversificar la fuentes de ingresos familiares en razón al potencial con el que se cuenta.

Los Bosques Pilar del Desarrollo Productivo Integral y Sustentable
En Bolivia la castaña es un producto de exportación que genera en promedio 200 millones de dólares anuales y que desde 1995, representa el rubro más importante de las actividades productivas de los diversos sectores regionales del norte amazónico. Es por eso que el desarrollo de la región amazónica está basado en el aprovechamiento de los recursos forestales no maderables que constituye el principal motor económico regional, a pesar de la inestabilidad del mercado de este producto (castaña).

Esta situación de la producción condicionada a las fluctuaciones de precios corre un gran riesgo, porque el auge en el corto plazo por el precio elevado en el mercado, hace vulnerable la estabilidad económica; sin embargo si se diera el caso de que se presentara una crisis y los precios bajan significativamente, la economía amazónica corre el riesgo de colapsar en el mediano plazo si no se define una diversificación productiva y con ello una complementariedad económica.

Es por eso que surge la necesidad de establecer como principios base, la concepción de un nuevo Modelo de Desarrollo Productivo Integral y Sustentable que permita tener como resultado el desarrollo socioeconómico de las familias que viven en los bosques, todo esto basado en el aprovechamiento de los recursos naturales en condiciones de sostenibilidad; Dicho modelo productivo deberá fundarse en el uso de los recursos como la goma, castaña, almendra chiquitana, acerola, cacao, asaí y otros, además de considerar la implementación de sistemas agroforestales y el enriquecimiento de los bosques amazónicos con especies nativas. Esto sin duda tendrá un efecto positivo en la búsqueda de mejores condiciones para las familias amazónicas, a través de servicios básicos necesarios, asistencia en salud y educación que contribuyen a mejorar la calidad de vida de los pobladores amazónicas.

Los Bosques y sus Funciones Ambientales para la Gente.
Las funciones ambientales de los bosques o procesos ecológicos naturales permiten lograr la protección y conservación del agua, de las cuencas hidrográficas y atmosféricas; del suelo; de la biodiversidad; la mitigación de emisiones de gases de efecto invernadero; la belleza escénica y en general el mantenimiento de los procesos ecológicos esenciales.

Según algunos autores el Estado debería ser la entidad que evalúa y preserva el patrimonio natural que es fuente también de las funciones ambientales. Precisamente en Bolivia ha medida que avanzan las amenazas a los ecosistemas, se ha venido prestando mayor atención a las importantes funciones ambientales que estas prestan. Las funciones ambientales incluyen a la fijación y almacenamiento de carbono, protección de cuencas, belleza paisajística y conservación de la biodiversidad. Asimismo influenciados por la tendencia mundial se han venido dando una nueva generación de iniciativas de conservación que pretende crear sistemas en los cuales los usuarios de una o más funciones ambientales compensen de manera voluntaria a los regentes del recurso por la conservación de dichas funciones.

Las iniciativas primigenias para la compensación por funciones ambientales están referidas a la belleza paisajística aprovechando el creciente mercado del ecoturismo, seguidamente los sistemas de compensación en cuencas que ya han recibido bastante atención y generado lecciones aprendidas debido a la creciente escasez de agua. Asimismo solo se ha ejecutado un proyecto de carbono en el Parque Nacional Noel Kempff Mercado, mientras que otros se encuentran en ciernes como el caso de la Reserva Forestal el Chore. Con referencia a funciones ambientales relacionadas a la biodiversidad, estas se mantienen como iniciativas incipientes sin despegar probablemente, pues queda como tarea pendiente de la Autoridad Plurinacional de la Madre Tierra, implementar los procesos de adscripción al mecanismo conjunto de mitigación y adaptación para el manejo integral de bosques, lo que permitirá generar compromisos o contribuciones de reducción de emisiones pero también del mantenimiento de las funciones ambientales para la gente.


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